En el siglo VI a.C. Heráclito dijo que “Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos”. Con este aforismo que ha sido retomado y replanteado por muchos filósofos posteriores nos legó la certeza de un fluir constante, irrepetible y único para cada río y para cada persona. La poesía es, en cierto sentido, como ese río del que habla Heráclito.
Ningún poeta y ningún lector pueden aproximarse a un poema de la misma manera y tampoco pueden volver a ser los mismos después del encuentro. La poesía está dotada de un sentido líquido que la hace adoptar distintas formas de pensamiento, fluir o estancarse en los sentimientos, en las ideas.
Cuando el poeta se pregunta si es río o laguna invita al lector a hundirse en las aguas de su poesía, a experimentar su búsqueda, a transformar sus certezas. Quizás ese lector no se dé cuenta al principio de las palabras que se quedaron adheridas cuando fluyeron como agua entre sus dedos, pero no podrá evitar hacerse la misma pregunta e intentar identificar su propia naturaleza.
Los poemas que integran este libro están dotados, además, de un sentido de profunda intimidad. Invitan al lector a conocer el escondite secreto del poeta, su impulso al percibir su imagen en un espejo, la forma de reconocerse, las palabras que dijo y las que no, su angustia.
Cada texto se transforma en un arroyo que recorre el interior del poeta, lleva las imágenes de adentro hacia fuera para que el lector pueda acercarse un momento a ellas y quedarse con algunas que lo acompañarán de ese momento en adelante, aunque no se lo proponga.
La poesía de Luis Pedro Villagrán Ruiz nos propone un viaje Hacia el silencio, cargado de nostalgia, de ausencias y de preguntas. Quien se aproxime a sus poemas puede encontrar en ellos una parte de sí mismo, como otra posibilidad, inexplorada hasta hoy.
Adelaida Loukota E.
Ciudad de Guatemala
10 de abril de 2019
«
los secretos que escondo
las palabras que no dije
las que no diré
los versos que recorto
sus nombres
la puerta que recién atravieso
las camas donde he estado
su manera de recordarme
las ventanas que he abierto
el viento que he dejado tocarme
todas las manos - todos los cuerpos
el calor crepitante
y luego
siempre el frío
los secretos de nuevo
las palabras que no he dicho
que seguramente no diré
los versos que retornan en voluta perenne
la culpa
la suya - la mía
y el silencio
la música que oímos
las calles que caminamos
los asuntos pendientes
la caricia imprudente debajo de mi bóxer
la religión - el karma - el destino - tu universo
el recuerdo del primer abuso
luego del siguiente
de mi espalda rasgada
y del siguiente
de todos mis silencios
y del siguiente
el humo en mis pulmones
la sublimación imperiosa
la pérdida necesaria
la muerte - el deseo
y alguien que toca la puerta
»
Luis Pedro Villagrán Ruiz - Hacia el silencio - Serie Periferia
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